Las tres reglas para que funcione tanto un plan de entrenamiento tanto para la mejora del rendimiento como para rehabilitación de lesiones son fáciles: individualizar, individualizar e individualizar.

Qué implica individualizar

Individualizar implica hacer un plan adecuado para cada caballo, en función de historial de lesiones (si las hubiera), de características anatómicas (conformación, musculatura…), de la movilidad activa y pasiva de las articulaciones, de la biomecánica con jinete y sin jinete… Pero no solo son factores que tienen que ver con el caballo los que debemos tener en cuenta. También debemos pensar en el jinete o en quién va a seguir el plan de trabajo (sus horarios, su nivel, su forma de montar…), las instalaciones (tipos de pista, tamaño de las pistas, boxes, prados, material -saltos, conos, ruedas…-), zona de campo cercana, cuestas… Hay muchos factores que hacen que cada caso sea distinto.

Plan de trabajo individualizado

Con todos estos factores en la cabeza se debe hacer un plan anual con objetivos ya sean competitivos o no competitivos. Una vez tengamos esto debemos comenzar los planes de trabajo mes a mes. Estos irán variando en función de si hay competiciones o viajes y, por supuesto del avance del binomio. Sabemos que no todos los caballos avanzan igual y de ello también va a depender el ejercicio pero todos necesitan un plan adecuado. Necesitamos individualizar el plan de trabajo.

Es importante tener presente que no se debe confundir que el caballo avance mucho con que nosotros presionemos demasiado. No porque un caballo haga cada día más y nos de cada día más debemos seguir pidiendo, hay que saber avanzar, pero también hay que saber frenar y esto también se debe ir controlando en los planes de trabajo.

Por supuesto que tiene que haber unas pautas generales que nos dan las líneas aproximadas que debemos seguir. Pero los matices son los que cambian. Son los matices los que hacen que nos podamos pasar o que podamos quedarnos cortos, o que podamos hacer daño o ayudar a nuestro caballo.

Por ello, si un caballo se lesiona, lo más adecuado es hacer, después del diagnóstico y tratamiento, evaluaciones, hacer un plan, reevaluar, hacer otro plan y reevaluar y hacer otro plan… y así todas las veces que sea necesario. Esto se llama rehabilitación. Las recetas generales pueden servir, los caballos pueden mejorar, pero nunca va a ser lo más adecuado ni para la correcta recuperación ni para evitar recaídas. Esto es exactamente igual si lo que buscamos es una mejora del rendimiento deportivo.

Conclusión: los caballos necesitan un plan de trabajo y necesitan que sea individualizado.

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