El coronavirus ha hecho que tengamos que quedarnos en casa. Hemos tenido que ser ciudadanos responsables y suspender temporalmente nuestro modo de vida. Hemos renunciado a ver amigos, familia, parejas… Hemos tenido que dejar de ir a la oficina e incluso algunos hemos tenido que dejar de trabajar. Hemos tenido que dejar muchas cosas y una de ellas ha sido dejar de montar a nuestros caballos. Esto, no montarlos ni trabajarlos, han provocado una pérdida de forma.

Dejar de montar, además de costarnos como jinetes y echar de menos a los caballos, las sensaciones e incluso el olor a cuadra, tiene implicaciones para los caballos. Hay muchas diferencias entre unos animales y otros, dependiendo también de la alimentación y de si, por ejemplo, están saliendo a un prado o si se les está dando cuerda, pero en líneas generales, los estudios indican que los caballos pierden forma física a partir del mes de estar parados.

Ya hemos cumplido más de un mes del Estado de Alarma, lo que implica que nuestros caballos ya están perdiendo forma física. Esto hace que tengamos que ser muy conscientes a la hora de retomar las actividades ya que, en la mayoría de las ocasiones, es mucho más fácil perder forma física que ganarla. Por ello debemos hacer una adecuada y planificada vuelta al trabajo.

Evitar provocar lesiones

Lo primero que debemos tener en cuenta es que hay que evitar provocar lesiones o daño a los caballos. Esto se produce de forma muy habitual después de periodos de descanso si volvemos directamente al nivel de actividad que teníamos antes. Es decir, no se puede empezar con un recorrido a la altura máxima de un caballo, ni con un cross complicado, ni con los ejercicios más difíciles de la última reprisse. Debemos aplicar el sentido común, después de una pérdida de forma hay que ir poco a poco.

Análisis y evaluación

Es imprescindible hacer un primer análisis de cómo está nuestro caballo en el momento en el que se pueda volver a montar. Ver cuanta musculatura ha perdido, de qué zonas, cómo tiene los cascos… Esto nos dará una idea del tipo de trabajo que debemos hacer. Además, conviene comprobar cómo se mueve, recomendablemente a la cuerda, sobre todo en caballos que hayan estado totalmente parados. Con unos minutos de ejercicio a la cuerda podremos observar qué tal se mueve y si se cansa mucho pese a hacer un ejercicio suave. Es importante evaluar el grado de pérdida de forma física.

Así, con toda esta información, se podrá hacer un buen plan de vuelta al ejercicio. Además, se debe tener en cuenta su historial de lesiones porque en algunas ocasiones, incluso aunque sean patologías antiguas, puede ser interesante realizar algunos trabajos al respecto.

La vuelta al ejercicio

Como es lógico, esta vuelta al ejercicio debe ser gradual. Lo que más se pierde es la musculatura y la resistencia, pero no debemos olvidarnos de la técnica. El plan debe ser adecuado a cada caballo teniendo en cuenta sus circunstancias y la disciplina que practica. Por ello, debemos buscar mejorar su resistencia y su musculatura (haciendo especial incidencia en las zonas que han perdido más) cuidando sus puntos débiles para poder volver al nivel en el que nos encontrábamos. Habrá que tener siempre en la cabeza que muchas veces ir demasiado rápido puede salirnos caro. Todos queremos salir de esta y empezar a competir, pero para que los caballos no sufran lesiones hay que hacer un buen plan de trabajo e ir poco a poco.

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