Si un caballo se lesiona, además de diagnosticarlo y tratarlo, tiene que someterse a rehabilitación, si es necesario. En personas esto lo tenemos todo muy claro: cuando nos lesionamos (sin necesidad de ser deportistas) vamos a rehabilitación: pues con los caballos debería ser igual. Además, hay una cosa importante, se pueden prevenir las lesiones en los caballos.

Las lesiones 

Las lesiones pueden producirse por muchos factores: un mal movimiento, un tropiezo, un golpe… todo el mundo conoce mil historias de cómo se lesionan los caballos. Pero hay que tener una cosa en cuenta: si la musculatura de la zona es fuerte, la propiocepción es correcta, los tendones están perfectos y la articulación está sana, los golpes son menos golpes, los caballos se tropiezan menos, y se dan menos malos movimientos. Trabajar todo esto es la mejor manera de prevenir las lesiones en los caballos.

Probabilidad de lesión

Los caballos de deporte tienen más actividad y eso hace que tengan más probabilidad de lesión; se les exige mucho más y se podría decir que llevan a cabo actividades complejas y en ocasiones peligrosas. Es evidente que un mal tranco en carrera a 60km/h no es igual que a un galope suave y recibirse mal de un salto a 1,6m no es lo mismo que a 0,8m. Así, en todas las disciplinas, el alto nivel no es igual que el bajo.

Plan de trabajo preventivo 

Las lesiones son muy frecuentes. La mayoría de gente que monta tiene historias de sus caballos, o de los del vecino o de gente de la hípica… pero esto no hace que debamos normalizarlas. Cualquier plan de entrenamiento debe tratar de evitarlas y más aún si nuestro caballo ya ha sufrido alguna.

Esto suena muy fácil, pero ¿cómo se hace? ¿cómo puedo intentar que mi caballo se lesione menos? Empecemos por lo básico: en líneas generales debemos empezar por pensar que hay que tener un buen entrenamiento tanto de cardio, de musculatura, propiocepción y de flexibilidad. Luego debemos mirar a nuestro caballo, su anatomía y su forma de moverse nos pueden dar muchas pistas del tipo de problemas que vamos a tener: por ejemplo, un caballo con los corvejones rectos es más probable que tenga problemas en el tendón suspensor. En este primer artículo nos vamos a centrar en la musculatura y el entrenamiento cardiovascular.

La musculatura

La musculatura ejerce de soporte, impidiendo que se produzcan movimientos indeseados, estabilizando además de proporcionando la fuerza necesaria para realizar los movimientos. Muchas veces nos fijamos solo en los músculos grandes, que suelen ser los más fuertes y los más fáciles de ver, y se nos olvidan los demás. Muchas veces son esos músculos pequeños los que son vitales para la estabilización. Cuando el caballo está moviéndose y apoya una extremidad en el suelo, antes de que se produzca ningún movimiento hacia delante lo que ocurre es que se absorbe el impacto impidiendo que, por el apoyo del peso en esa extremidad, se abran las articulaciones. Esto se traduce en que existe un sistema para evitar que el movimiento haga daño y es un sistema que debemos cuidar y reforzar.

El cansancio

Un caballo cansado tiene más probabilidades de lesionarse, y por ello, tener una buena base de cardio es imprescindible. Se debe hacer un entrenamiento gradual hasta llegar a las necesidades de cada disciplina y nivel de competición. Esto también es aplicable cuando pensamos cómo debemos gestionar los entrenamientos: muchas veces, entrenamientos muy duros, sin una adecuada preparación, pueden ser muy dañinos, o repetir un ejercicio demasiadas veces.

El trabajo básico, además de ser importante para poner en forma a un caballo es imprescindible para evitar lesiones.

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