Cuando hablamos de rehabilitación de tendón en caballos, el primer pensamiento suele ser: “pasear, pasear y más pasear”. Pero lo cierto es que, incluso durante las primeras fases de recuperación —cuando el trote aún está contraindicado— existen muchos ejercicios seguros y útiles que pueden marcar la diferencia en el resultado final.

Si tu veterinario o veterinaria te ha pautado caminar durante varias semanas… esto no significa que tu caballo tenga que pasar por una fase monótona y sin estímulo. Hay muchos ejercicios que no implican impacto, ayudan a mantener tono muscular, favorecen una correcta propriocepción y, sobre todo, te permiten mejorar su control motor y estabilidad sin dañar el tejido en reparación.

Aquí te dejamos algunos de los ejercicios complementarios más recomendables antes de retomar el trote:

1. Ejercicios de core para la rehabilitación de tendón: ¡más importantes de lo que crees!

El “core” equino no es solo una moda: se refiere al conjunto de músculos que estabilizan la columna, la pelvis y el abdomen. Trabajarlo en fase de rehabilitación ayuda a:

  • Prevenir compensaciones (por ejemplo, sobrecargar la otra extremidad).
  • Mejorar la eficiencia del movimiento.
  • Proteger la zona lesionada durante la vuelta al trabajo.

Algunos ejercicios útiles:

  • Elevaciones de cruz (con presión digital o mediante un rascador).
  • Elevaciones de abdomen.
  • Flexiones laterales suaves del cuello, manteniendo al caballo en equilibrio.
  • Marcha atrás controlada en línea recta o con ligera curva.

2. Barras en el suelo (sí, también caminando)

Aunque muchos relacionan las barras con el trote, caminar sobre barras colocadas estratégicamente tiene enormes beneficios neuromusculares:

  • Estimula la propiocepción (la “conciencia del cuerpo” del caballo).
  • Fomenta un patrón de movimiento más coordinado.
  • Puede aumentar la flexión de las articulaciones sin añadir velocidad.

Puedes empezar con:

  • 3-4 barras planas en línea recta (espaciadas según la longitud del paso del caballo).
  • Variar la altura con pequeñas elevaciones de 5-10 cm cuando el caballo esté preparado.
  • Colocarlas en curva o en abanico para desafiar el equilibrio.

3. Movilizaciones pasivas y activas en la rehabilitación de tendón

Tanto si tu caballo está en box, paddock o en caminatas controladas, puedes introducir sesiones de movilizaciones para:

  • Mantener el rango articular.
  • Evitar atrofias o adherencias.
  • Mejorar el bienestar general.

Pasivas: movimientos que tú realizas de forma suave en sus extremidades, sin que él participe activamente (por ejemplo, flexionar la caña suavemente sin forzar).

Activas: cuándo el caballo participa, como cuando se le pide estirarse hacia una golosina para tocar el pecho, el costado o la grupa (estiramientos de zanahoria).

4. Superficies variables

¿Tu caballo camina todos los días por el mismo suelo duro y plano? Cambiar la superficie de forma progresiva puede aportar grandes beneficios si lo haces con conciencia y bajo supervisión veterinaria:

  • Caminatas por arena suelta (muy corta duración).
  • Suelo con ligera pendiente (subidas suaves, nada de bajadas).
  • Terreno con césped irregular para desafiar la propiocepción.

¡Ojo! Siempre introduce las superficies nuevas poco a poco y observa cualquier signo de fatiga o incomodidad.

5. Ejercicios de enfoque y calma

No todos los ejercicios tienen que ser físicos. Un caballo que está semanas en reposo activo también necesita estimulación mental y mantener un estado emocional equilibrado:

  • Caminar con cambios de dirección, paradas y giros suaves.
  • Trabajo en mano con refuerzos positivos.
  • Mini sesiones de entrenamiento con clicker para rutinas cooperativas (como bajar la cabeza, girar el cuello o levantar un pie de forma voluntaria).

¿Y ahora qué?

La clave en la rehabilitación de tendones en caballos es mantener la actividad justa y adecuada para cada fase. Estos ejercicios no sustituyen la caminata diaria, pero la complementan y pueden ayudarte a llegar al trote con un caballo más estable, más fuerte y más preparado.

Consulta siempre con tu veterinario/a antes de incorporar nuevos estímulos y adapta todo al nivel de tolerancia del tejido lesionado. Si necesitas una valoración individualizada o un plan de ejercicios para tu caso concreto, aquí podemos ayudarte.

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