Las lesiones son una lotería, eso es así. Exactamente igual que si lo pensamos en nosotros mismos. Pueden ocurrir cosas que no están calculadas, un día nos puede caer un árbol por un vendaval y partirnos la pierna o caerle encima a un caballo. Haciendo ejercicio ya es otra historia. Sigue habiendo golpes o lesiones fortuitas, pero podemos tener más o menos boletos para la lotería de las lesiones ¿cómo? Dependiendo del entrenamiento, a los caballos en forma les toca menos veces la lotería de las lesiones.
La fatiga
Una de las razones más habituales de lesión es la fatiga. Dentro de una sesión, el final de la sesión es un momento en el que pueden sucederse con mayor facilidad las lesiones ¿Por qué? Por la fatiga. La fatiga hace, por ejemplo, que los movimientos sean menos precisos y que los músculos tengan menos fuerza (incluyendo aquellos encargados de estabilizar).
Calcular bien las sesiones para tener cuidado con el momento de fatiga es importantísimo. Además, mejorar el estado cardiovascular es clave pare retrasar lo máximo posible estos momentos de fatiga. Entrenar la resistencia, entre otras cosas, evita lesiones.
Preparar las estructuras
En una sesión un buen calentamiento prepara las estructuras para hacer el ejercicio que viene a continuación. Suficiente tiempo de calentamiento, así como ejercicios adecuados son imprescindibles. Durante el calentamiento, por ejemplo, no va de tener al caballo 20 minutos al paso con las riendas largas y dejándole que vaya a su gusto, debemos buscar activar y movilizar, de hecho, las transiciones dentro de un mismo aire y los movimientos laterales pueden ser ejercicios adecuados en un calentamiento.
Además de el calentamiento, un entrenamiento correcto va a preparar las estructuras para el ejercicio que realiza el caballo. El proceso adaptativo de las sesiones de trabajo hace que tengamos menos lesiones. Para que se produzca esta adaptación, no solo hay que hacer los ejercicios adecuados a una intensidad suficiente, también hay que dejar tiempo para que los tejidos se adapten antes de hacer otra sesión similar. Esto significa que, de cara a la adaptación de las estructuras, las sesiones similares deberían separarse al menos dos o tres días.
Estadísticas
Viendo la conformación, viendo la anatomía o sabiendo la disciplina que practica el caballo podemos prever las lesiones más frecuentes que puede tener el caballo. Dorsos largos, corvejones rectos, caderas desiguales… hay razones anatómicas para aumentar el riesgo de lesión que no siempre se pueden cambiar. Las hay de nacimiento o, por ejemplo, las de la cadera suelen tener que ver con fracturas antiguas. Algunas de estas diferencias pueden dar problemas y otras preocupan menos. Lo que buscaremos en estos casos con el entrenamiento es prevenir y compensar.
Las diferentes disciplinas afectan de forma desigual a los caballos, eso hace que los caballos de carreras se dañen más los tendones de los anteriores, en doma el suspensor de los posteriores… Por el ejercicio y las exigencias de cada disciplina se sobrecargan o hay mayor probabilidad de lesión en unas estructuras que en otras. Sabiendo esto, al igual que en el caso mencionado en el párrafo anterior, podemos hacer entrenamiento preventivo. Podemos ayudar a reforzar los puntos débiles y compensar las posibles sobrecargas.